PROFETAS DE TINTA, RÍOS DE SANGRE
Sin levantar del lienzo del temor y la consternación cosmopolita el torvo
lápiz cinerario del horror y del asombro, la desmesurada tragedia absurda
levada sobre el cuerpo francés del periodismo internacional hirió de aguda
gravedad el plano historietístico de la conciencia mundial, dañando de muerte
el ejercicio tragicómico del más lúcido y talentoso irreverentismo iconográfico
europeo enarbolado por el semanario parisino Charlie Hebdo, una publicación
satírica, según la BBC, "de extrema izquierda". Y ello ocurrió en el
flanco hoy revelado más endeble del mundo occidental (y del inframundo
accidental, se podría decir?): la
libertad de expresión.
Una vez más, y perdóneseme articular un verbo de reminiscencia arábiga, el
terror zahirió el insondable espectro
de la inapresabilidad de la conciencia humana tal como la conocemos, toda vez
que aquella decide interrumpir su incesante diástole y sístole en el concierto
de las opiniones, voces, posiciones y articulaciones ideológicas supuestas por
la habitación espiritual, intelectual y religiosa de nuestro mundo que en cada
instante nos incita a tomar una posición determinada a caballo del libre
albedrío y mérito de los valores democráticos universales.
Como un bizarro Jesucristo sintético y sincrético, ante los ojos
presumiblemente binarios de la experiencia humana los bandos fariseos de una
duda inalienable cuya sustanciación es a todas luces todo menos inocente SE HAN
DIVIDIDO, al decir de Thomas Bernhardt “de las murallas interiores hacia las murallas
exteriores”: a saber, la horrenda masacre perpetrada, 1, comportó sin
hesitación la expresión intolerante y miserable de venganza por parte de
radicalizados sectores del fundamentalismo religioso internacional con un brazo
armado e invisible en la comarca gala, o, 2, acaso se trató de un atentado
home-made instilado entre Tel Aviv y Washington para encender la mecha de la
derechización de Europa en el corazón de la Libertad, Fraternidad e Igualdad
canónicas de Occidente, en un momento de profunda incertidumbre por la
indisimulable tensión inmigratoria, e instaurando, por mérito de la catódica
sala de situación global, un verdadero Desmayo Francés urbi et orbe?
La progresía política nacional y metropolitana, a través de sus más
transgresores personeros y objetores de conciencia, y aparentemente más
interesada en reflejar la inconmovible vigencia eventual del duelo entre las
democracias populistas y los sectores concentrados de medios (democracia vs
poderes fácticos al uso local), no sin cierta pícara previsibilidad se ha
inclinado por suscribir a visiones neoconspirativas alrededor de un supuesto
latido premeditado del horrible (permiso para un neologismo) paris-cinio que ha enlutado en el minuto
presente a vastísimos sectores de la humanidad toda pues, al decir de Regis
Debray, “según más saturamos el espacio, más desertamos del tiempo” y la
transmisión simbólica masiva del acallamiento de La Voz Dibujada en la Ciudad
Luz ha hecho el resto.
Será ello debido a la tradición kirchnerista de apretar dibujantes (Sabat),
carpetear humoristas, arrojar videos calientes sobre cómicos, en fin, pretender
trazar las aguas divisorias de nuevos paradigmas de la libertad y la
transgresión reeditando aquel adagio de los ochentas “no confundir libertad con
libertinaje”?
Mas ante las novedades de último momento arribando a los escritorios
informativos del mundo en forma de “lo que la televisión francesa no te mostró”,
como un reflejo creciente del conflicto implícito en el guión del film de
Ridley Scott, "Body of Lies", el hall de espera de la certidumbre
guionada de la propaganda, contra-propaganda, contra-espionaje y
desinformación, hastiado ya de “análisis” (léase “vedetteriles conventillos”)
sobre la presencia de un candidato presidencial oficialista en el espacio
cultural de verano de un matutino porteño, legitimó que a partir de tal trazado
bifocal de una verdad objetiva de doble sentido, se advirtieran audaces y
trasnochadas hipótesis, contraculturales o extremistas, iluminando
responsabilidades y autorías intelectuales al frente del lago Potomac y en la
sede política israelí a ojos vista del reciente suicidio del subdirector de la Policía Judicial de
Limoges, quien trabajaba en la investigación de la masacre del diario satírico
parisino Charlie Hebdo.
Evaluemos ese fatuo paralelismo inquietante: Leonardo de Caprio, agente de
la CIA en la lucha contra-terrorista en Medio Oriente, ante la imposibilidad de
contar con la colaboración irrestricta de la inteligencia jordana (cuya
monarquía era empero financiada por los Estados Unidos) en su pesquisa de la
más importante célula terrorista islámica, decide montar una "off the
books operation" (operación fuera de registro) montando una supuesta hermandad
fundamentalista con fondos no rastreables, desviados a un inocente arquitecto
trabajando en Dubai y con el falso propósito de financiar un proyecto
inmobiliario. Así, y movilizando de unas instalaciones del ejército
norteamericano cadáveres recién arribados de un conflicto bélico en curso, se
simula un atentado con gran impacto
mediático en esa sede militar, y atrayendo de inmediato el interés de los
soterrados responsables de la célula terrorista que Di Caprio no había logrado
infiltrar previamente, para sorpresa del inocente arquitecto quien contempla
azorado como cientos de mensajes de la Hermandad Musulmana llegan a su notebook
felicitándolo por el infame y ficticio atentado. Naturalmente este desespera y
abandona su rutina y más temprano que tarde es "captado" por un
celoso y hasta ese momento ilocalizable Jeque de la Muerte
En ese sentido, la fórmula articulada para poner en duda la veracidad de
tan inhumana atrocidad, sería más cercana a una versión post-Le Carré de
"Tinker Taylor Soldier Spy" donde, contrario sensu, cuanto anima a la
pesquisa por detectar al espía que Moscú implantara en el Circus, nombre
doméstico del MI6 (organismo de la inteligencia exterior británica) desde la
Guerra Fría previendo el momento en que ésta terminara, se habría indiciado en algunas
aristas de la investigación sobre el atroz atentado en París como evidencia de
una elaborada premeditación trans-gubernamental, en una hipótesis de
contraespionaje instalada internacionalmente por los organismos rusos de propaganda
e información.
En efecto, la sospechosa aparición de un texto describiendo la aparente “incoherencia”
de un atentado islamista en suelo francés, justificándose en que se trataría de
un hecho armado para inducir a la guerra civil en el marco de la teoría de
Samuel Huntington expuesta en su libro Choque de Civilizaciones, fue
inicialmente propalado por el canal de tv por cable y satélite “Russia Today” y
por la red Voltaire, propiedad del líder del Partido Radical de Izquierda
francés Thyerry Meyssan. Esa red aparentemente fundada para la elucidación de
sucesos de la política internacional cuya primera gaffe histórica fue una
entrevista a Hezbollah en la cual se presentaba al grupo islamista armado
libanés como un grupo social de inspiración musulmana comparable a la Teología
de la Liberación en Sudamérica (!), cual alejó a una tríada de la cúpula
fundadora de la red bautizada con el nombre del autor del Contrato Social (qué
ironía). Si bien aquella iniciativa periodística fue inicialmente focalizada en
proporcionar una visión laica e independiente de la actualidad global, mutó antes
bien en beneficio de posturas anti-estadounidenses y anti-israelíes exhibiendo
una llamativa e indulgente actitud hacia los imperialismos de Rusia y de China,
exhibiendo asimismo la cercanía de los islamistas como síntoma de un
indisimulable antisemitismo latente en la dirección del mencionado portal, cual
no se vio prescindente del controvertido Claude Karnooh, negacionista de la
shoah y las cámaras de gas, y aliado del ultraderechista francés Alain de
Benoist.
Recurramos al humor que de ninguna manera debe morir como opción de
conocimiento en nuestras conciencias: acaso, al presentificarse la propuesta de
la líder del Frente Nacional Marine Le Pen de la pena de muerte, alguien haya
mencionado recordar que escuchó a alguien leer lo que otro había oído en un
silencioso murmullo próximo que un doble agente de la CIA confesó a su esposa
ex KGB que habría sido testigo del siguiente diálogo: “Debemos sacarnos a los musulmanes
de nuestro patio de quesos con una excusa firme, indubitable y transparente”, “Entendido,
General”, “Escucho ideas”,“General, está ese semanario que se burla de Mahoma”,
“Humm, presumo que se refiere al Charlie Hebdo! Me mojo de risa el uniforme con
esos condenados!”, “En efecto, General, son unos graciosos bastardos, General”,
“Y, dígame, tenemos a alguien allí?”, “Sí, General, tenemos a Le Pen”, “Le
Pen?, Como en “lapicera”?, “En efecto, General”, “Humm, eso puede servir. Ponga
en marcha el Operativo Cartoon”, “De inmediato, General”, “Y escuche: que no
parezca un accidente”. El resto es histeria.
En ese contexto, no resulta sorprendente que en
el presente marco reflexivo de la actualidad política nacional que una de las
más enérgicas, inequívocas e indubitables expresiones repudiando el siniestro
acto de “retaliación” contra el semanario satírico por exhibir un “exceso de
libertad”, haya partido de la Secretaria de Cultura del Gobierno de la Ciudad
de Buenos Aires en las declaraciones de Héctor Lombardi y que, en ese sentido,
sea el mismo Gobierno de la Ciudad quien, a través de su alcalde y candidato a
presidente Mauricio Macri, haya invitado a todos los ciudadanos a visitar al
Museo del Humor, en la ex Cerveceria Munich, donde este verano expone una
muestra el famoso historietista Sendra junto a su personaje más querido, Matías.
